Ecuador afronta unas elecciones marcadas por la indecisión y una probable segunda vuelta

El candidato conservador, Guillermo Lasso, durante una caravana en Guayaquil, el pasado 20 de enero.SANTIAGO ARCOS / Reuters

Hay 15 hombres y una mujer en Ecuador que se ven a sí mismos ocupando el sillón presidencial a partir de mayo, cuando Lenín Moreno traspase el poder a su sucesor. La certeza con la que los 16 candidatos a presidente afirman verse en el cargo o al menos en la segunda vuelta electoral contrasta con unas encuestas en donde solo hay dos postulantes con verdaderas aspiraciones –Andrés Arauz, apadrinado por Correa, y el conservador Guillermo Lasso–, y con el encogimiento de hombros generalizado de la gente cuando se le pregunta por quién va a votar este 7 de febrero.

Dentro de dos domingos, habrá un primer llamado a las urnas del que solo se puede sacar un aventurado augurio: es muy probable que haya segunda vuelta porque ningún candidato tiene ventaja suficiente. El voto nulo, blanco o indeciso ha sido durante toda la campaña y sigue siendo una de las tres opciones mayoritarias y en algunas muestras de opinión, incluso la preferida por la mayoría de votantes ecuatorianos.

La última vez que un presidente ganó las elecciones en el país andino en primera vuelta fue en 2013 cuando Rafael Correa renovó su mandato por otros cuatro años y EL PAÍS titulaba entonces que había arrasado en las elecciones con un 57% de los votos. Para evitar ir a segunda vuelta el 11 de abril, alguno de los binomios tiene que llegar al menos a un 40% y, a la vez, sacar una diferencia con el segundo del 10%. Ninguno de los 16 postulantes, según los últimos sondeos de enero de Cedatos, Market y Pulso Ciudadano, está siquiera cerca.

Andrés Arauz, que pasea junto a una figura de Correa de cartón hecha en a escala en sus recorridos de promoción por ciudades y pueblos de Ecuador, lleva ventaja en dos de tres encuestas. Cosecha entre un 15%, la más baja, y un 28,64%, la más alta. Su principal contrincante presidencial es Guillermo Lasso, del movimiento CREO, que formó para estas elecciones una alianza con el Partido Social Cristiano, que tiene su bastión en Guayaquil y ha resistido al efecto llamada del correísmo. Levanta simpatías en un 26 % de los votantes, en la encuesta más favorable, y en un 20,85 %, en la menos generosa. En todas las muestras, el principal rival de cada aspirante a Carondelet es en realidad la indecisión.

En precampaña, la incertidumbre ciudadana se reflejaba en la mitad de los electores. Ahora, oscila entre el 23% y el 37% en las tres principales encuestadoras. Nunca se había cosechado una cifra tan alta en una fecha tan cercana a los comicios. Aun así, es común escuchar a unos candidatos que no llegan ni al 1% de la intención de voto asegurar con motivación que estarán en segunda vuelta ante las insistentes preguntas de la prensa sobre si hubiese sido más estratégico buscar alianzas o apostar por un espacio en la Asamblea Nacional como legislador de un bloque fuerte en lugar de disgregar el voto entre 16 binomios presidenciales.

Redes sociales, escaparate y exposición

Las limitaciones para hacer campaña, como consecuencia de la pandemia de la covid-19, han trasladado buena parte de la atención de los candidatos a promocionarse en las redes sociales. Aunque la estrategia les ha dejado en evidencia en algunos casos, también ha abierto una ventana a aspirantes que no contaban con tanto aparataje propagandístico para darse a conocer como Arauz –que tiene el respaldo y los contactos del correísmo– y Lasso, con una posición patrimonial cómoda y dos campañas presidenciales de experiencia.

“No hay que sobredimensionar las redes sociales. Estamos importando algo que aquí es un mito: ‘Debes usar redes sociales para llegar a los millenials’. Pero eso no se ajusta a nuestra realidad social”, cuestiona Pedro Donoso, director del gabinete estratégico Icare y especialista en administración de crisis y análisis político. “Creen que ante la apatía de la juventud ante la política, hay que cambiar la envoltura para captar interés. Eso es un silogismo falso que da como resultado candidatos deformados o acartonados con tal de que estén en TikTok”, reitera.

Xavier Hervas, de Izquierda Democrática, es uno de los que ha sabido moverse en redes sociales para difundir una imagen de político nuevo, de cambio, moderno, feminista y cercano a los jóvenes. Sin embargo, eso no se ha visto reflejado en un vuelco en la intención de voto. Yaku Pérez, candidato del movimiento indígena, sería el tercero, con permiso de la indecisón, en la cuenta de votos, según las mismas encuestas. Y también ha buscado refrescar su imagen con bailes y escenas de cierta intimidad en TikTok. Pero sus vídeos en calzoncillos abrazando un peluche, así como las conexiones en directo de Guillermo Lasso brindado con una cerveza y diciendo palabrotas o los fragmentos de Andrés Arauz compartiendo su gusto musical por el rock de los ochenta y los noventa han recibido más burlas en las mismas redes sociales que décimas porcentuales en la intención de voto.

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