Biden y López Obrador discuten por teléfono una nueva agenda migratoria y el combate conjunto a la pandemia
Migración, combate a la pandemia y cooperación para el desarrollo. Esos han sido los temas centrales de la llamada telefónica que sostuvieron este viernes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, la primera desde que el demócrata tomara posesión en la Casa Blanca el pasado miércoles. Los presidentes de Estados Unidos y México han dejado por ahora las turbulencias diplomáticas de las últimas semanas y han adoptado un tono cordial para sentar las nuevas bases de la relación bilateral. “Conversamos con el presidente Biden, fue amable y respetuoso”, ha dicho López Obrador en sus redes sociales.
“Todo indica que serán buenas las relaciones por el bien de nuestros pueblos y nación”, ha agregado el mandatario mexicano, que atendió la llamada tras una visita al Estado norteño de Nuevo León, acompañado del canciller, Marcelo Ebrard, una traductora y Alfonso Romo, que en diciembre dejó su puesto como jefe de la Oficina de Presidencia. López Obrador ha aprovechado para felicitar una vez más a Biden por su llegada al poder y afirmar que hay “voluntad” para trabajar en conjunto, según un comunicado del Gobierno de México. Estados Unidos dio, además, su beneplácito para que Esteban Moctezuma, exsecretario de Educación, asuma como nuevo embajador mexicano en Washington, un nombramiento que aún debe pasar por el Senado.
López Obrador fue el segundo líder mundial en recibir una llamada telefónica desde la Casa Blanca. El primero en la lista de llamadas de Biden fue Trudeau. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, adelantó el miércoles que la prioridad era hablar con “socios y aliados”. “[El presidente] cree que es importante reconstruir estas relaciones para tratar los desafíos y amenazas que estamos enfrentando en el mundo”, dijo la portavoz. La decisión de Biden de acercarse a sus vecinos, sus principales socios comerciales después de China, manda un nuevo mensaje para distanciarse de la política exterior de su predecesor, Donald Trump, que protagonizó varios roces con sus aliados norteamericanos.
Palabras como “cordial” y “respeto mutuo” ocupan un lugar central en el comunicado del Gobierno mexicano sobre la llamada de la tarde de este viernes. Tras varias semanas de tensiones por el caso del general Salvador Cienfuegos, detenido en octubre en California y exonerado en México a mediados de mes, López Obrador ha optado en los últimos días por un tono más conciliador y respaldó los esfuerzos de Biden para desmantelar varias políticas migratorias de Trump. Un alud de decretos del demócrata ordenó que se retomara el camino para dar la ciudadanía a los dreamers —como se conoce a los jóvenes sin papeles que migraron desde que eran niños— y se detuviera la construcción del muro fronterizo, una insignia de la Administración de su predecesor. Biden también ha abierto la puerta a una reforma migratoria para regularizar la situación de 11 millones de indocumentados y que México ha perseguido desde hace más de dos décadas.
No hubo ninguna mención, al menos en los comunicados del Gobierno mexicano, sobre seguridad y combate al crimen organizado, mucho menos a los reclamos a la DEA por el caso Cienfuegos. López Obrador parece aceptar la propuesta de Biden de poner el foco de la relación bilateral en el tema migratorio, al menos durante los primeros días de la transición en Washigton.
El presidente mexicano había dicho apenas un día antes de la llamada que no era “necesario” hablar por teléfono con Biden, al argumentar que se estaba trabajando en una agenda común, que ya se había discutido en otra llamada el pasado 19 de diciembre. “El presidente electo enfatizó la necesidad de revitalizar la cooperación entre Estados Unidos y México para garantizar una migración ordenada y segura”, indicó el equipo de transición de Biden.
En la última llamada se tocó otra vez el tema de atender las “causas de raíz” del fenómeno migratorio con programas de cooperación para el desarrollo en Centroamérica, una política que México impulsó cuando López Obrador llegó al poder a finales de 2018, pero que perdió fuerza en el último tramo de la Administración de Trump. Desde diciembre, Biden había planteado la necesidad de ordenar y reforzar la gestión de la frontera compartida y encontrar una solución para los solicitantes de asilo varados en México.
La pandemia ha abierto también un frente de entendimiento entre ambos Gobiernos. Se habló de colaborar en el combate a la covid-19 y de discutir los nuevos requisitos que EE UU impuso a los viajeros internacionales, como una prueba negativa de covid y una cuarentena preventiva. No hubo más detalles sobre la colaboración en la lucha contra el coronavirus.
“Estamos iniciando una nueva era”, dijo Trudeau a la prensa antes de su llamada, “mucho más alineados en cuanto a valores, prioridades y el trabajo que tiene que hacerse”. Funcionarios canadiense dijeron a la cadena de televisión CTV que la llamada con Trudeau duró más de 30 minutos, “más que cualquiera que haya tenido con Trump”. Las mismas fuentes hablan de una reunión virtual o presencial para el próximo mes entre Biden y su homólogo canadiense. No ha habido visos, sin embargo, de un encuentro similar con López Obrador, al menos en los comunicados oficiales.
A la abultada agenda entre México y Estados Unidos, que incluye el combate al narcotráfico y la gestión de fenómenos migratorios como las caravanas, los analistas prevén un mayor énfasis de la presidencia de Biden en temas que habían quedado relegados como el cambio climático y el respeto a los derechos humanos. El T-MEC, el acuerdo comercial que renegociaron los tres países y que entró en vigor en julio pasado, también ocupará un sitio prioritario con nuevas reglas del juego para el comercio. Se trata en el fondo de un primer sondeo de afinidades en el escenario regional, tras cuatro años erráticos de Gobierno de Trump y una de las transiciones más complejas que se recuerden en la Casa Blanca.