Conte invoca el riesgo de “rabia” ciudadana para intentar salvar su Gobierno en el Senado
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha comparecido esta mañana en el Senado para tratar de convencer a los senadores de que le den su apoyo para seguir siendo primer ministro. El discurso realizado, calcado al del día anterior, pone de manifiesto la finalidad de estas dos jornadas de solemne puesta en escena parlamentaria: materializar el trabajo en los pasillos para conseguir apoyos. Conte se juega hoy su futuro y el del Ejecutivo. La idea era convencer a un grupo de parlamentarios, los llamados “constructores”, para que cambiasen de partido en un acto deliberado de rabia y ayudasen a sustituir a los senadores de Matteo Renzi. Pero la ambición han ido rebajándose estos días y Conte se conformaría tras la votación de esta tarde con una mayoría relativa que le permita salvar este punto de partido. “Los números son importantes, pero lo es más la calidad del proyecto”, señaló anticipando un posible fracaso en conseguirlos.
Los senadores que cambiarán hoy su postura, todos aquellos dispuestos a traicionar a su formación convirtiéndose en tránsfugas o echar una mano al Ejecutivo de Conte, lo harán por intereses personales. Cargos, mayor presencia, conservar un escaño para evitar elecciones…. La mayoría habrá tomado ya la decisión antes de que el primer ministro empuñase el montón de papeles con los que repitió el discurso del día anterior casi punto por punto. Y los cálculos realizados por el Gobierno dicen que no llegarán a la mayoría absoluta de 161: se quedarán a unos cinco, seis o siete parlamentarios de distancia. Una situación preocupante en un país que gobierna siempre poniendo una vela al sismógrafo de las crisis. Pero, de momento, es a lo máximo que puede aspirar Conte. Y si el presidente de la República, Sergio Mattarella, no se opone, este Gobierno intentará salir adelante con una exigua mayoría.
Conte, en su discurso siamés, volvió a cerrar la puerta a la reconciliación con Renzi con las mismas palabras. “Hay que pasar página”. Pero esta vez se ahorró el grito desesperado invocando el rescate del Parlamento. No dijo “ayudadnos”. Pero invocó la nobleza de la política para ello. “En un momento de crisis debemos buscar las razones altas de la política, las razones de quien cree que la política es un servicio a la comunidad nacional. No como gestión del poder, sino como pensamiento orientado al hombre y a sus necesidades y expectativas”.
La realidad es que casi nadie quiere ir a elecciones. Tampoco todos los que forman parte de los partidos que a priori podrían ganarlas. Muchos de los parlamentarios, especialmente después de la reducción de escaños impuesta en ambas cámaras por este Ejecutivo, no podría repetir. Pero Conte, como novedad respecto al día anterior, añadió el argumento del malestar social que puede convertirse en rabia si no se llega a acuerdos. “Necesitamos fuerzas voluntariosas. Necesitamos personas disponibles para reconocer la importancia de la política. Tenemos la urgencia de hacer política. Solo la política nos ofrece la posibilidad de interpretar el malestar de la sociedad impidiendo que explote en rabia y en formas destructivas”, advirtió.
El reclutamiento de tránsfugas se hace ahora a la luz del día y sin complejos. “Quien tenga ideas y proyectos, voluntad de hacerse constructor, que sepa que es el momento justo de contribuir a esta prospectiva. Una alianza con vocación europeísta y solo podrán formar parte de ella quienes estén en esta órbita, contra las derivas nacionalistas y las aspiraciones soberanistas”.
Conte necesitaría llegar a una mayoría absoluta de 161 senadores. Pero será muy complicado. De modo que en el discurso ha apuntado también a otros estándares para sostener un Gobierno de mayoría relativa. “Los números son importantes, hoy todavía más. Es fundamental en la vida institucional. Pero la calidad del proyecto político todavía lo es más. Y nosotros pedimos a todas las fuerzas políticas y parlamentarios que tienen en el corazón a Italia que nos ayuden a relanzar lo más rápido posible y a curar la herida que la crisis ha producido en el pacto de confianza con los ciudadanos”.