Al borde del Ozama
El Plan Familia Feliz, por lo menos en Santo Domingo, tiene una parte del trabajo bien avanzado. Como se ha informado, parte de las viviendas se construirán en las orillas del Ozama, “hogar” de cientos de familias que malviven en infraviviendas.
Cuando se presentó por primera vez el plan para el Nuevo Domingo Savio, el urbanista y arquitecto Jorge Mario Jáuregui exlicaba con pasión la increíble oportunidad que para los vecinos de esos sectores, para la recuperación del Ozama y para la ciudad de Santo Domingo implicaba esta decisión del Estado dominicano.
No era, explicaba a Diario Libre, un plan como el de la Nueva Barquita. Se trataba de reubicar en su mismo barrio a todo el que se pudiera reubicar, respetar las zonas inundables para que no volvieran a ser ocupadas o invadidas con vidas en riesgo en cualquier tormenta.
Jáuregui vino con la experiencia de haber intervenido en asentamientos similares en Brasil, donde muchas favelas pudieron ser reconvertidas con la reapertura de vías, creación de espacios verdes, con los barrios dotados de servicios de salud y de escuelas.
Que el actual Gobierno se plantee dar continuidad a los planes que desde la anterior administración vienen caminando y son válidos, es altamente deseable. Y sobre todo práctico; se llama contnuidad y ahorra muchos millones, cuando en estos tiempos de crisis hasta un peso cuenta. Además, no solo se trata de Domingo Savio, este plan va mucho más allá.
La ciudad, siempre en evolución, debe recuperar el río y mirar al mar. Y como la gente es primero, estos planes de vivienda social vienen a beneficiar a todos.