Nunca dan con el delincuente

Admirable cómo las autoridades localizan a los “ sinajustes ” que cometen acciones lesivas pero no trascendentes.

Un desconocido que amenaza con hacer esto o lo otro y al que se le ve por encima de la ropa que es un perro que ladra pero que nunca mordería.

Lo detienen y obligan a que se desdiga y todo queda como si nunca hubiera ocurrido. Trato decente que compensa el arrepentimiento.

Sin embargo, hay personajes que ya forman parte de la historia, a los que se busca desde hace años, e incluso se anuncia reiteradamente su –inminente– apresamiento, y nada.

Para incordiar uno: Quirinito.

Igual ocurre con la ubicación de los bienes de los perseguidos por narcotráfico, los cuales se incautan, con el consiguiente expediente de lavado de activos, en lo que se mantiene en fuga.

La eficiencia asombra y es loable, pero se hace sospechosa la forma de dar con el cuerpo del delito y no con el delincuente.

En otro ámbito se da lo contrario. Se tiene al sospechoso, el cuerpo del delito, pero no el arma que se usó para perpetrar el crimen.

Si se pudiera avanzar en dar primero el golpe al sujeto y después procurar lo demás.