Lukashenko resiste cuatro meses de protestas con mano dura y vagas promesas de reforma
Aleksandr Lukashenko es un mago del arte de ganar tiempo. Cuatro meses después de que las controvertidas elecciones presidenciales y las denuncias de fraude derivasen en una movilización histórica contra el presidente bielorruso, Lukashenko continúa en el poder. Bajo una intensísima presión nacional e internacional desde los comicios del 9 de agosto, el líder autoritario, que lleva 26 años en el poder ininterrumpidamente, basa su supervivencia política en una represión cada vez más severa, su insistente discurso sobre una supuesta amenaza exterior que quiere tomar el poder en Bielorrusia y promesas vacías de reforma con las que busca dejar pasar los días y que las protestas se desinflen; todo apuntalado por su poderoso, amplio y por ahora fiel aparato de seguridad.